El año que vivimos peligrosamente (o la crónica de un Anti-aniversario)
Hoy, hace exactamente 365 días, comenzaban para mí tiempos oscuros. Un salto al vacío sin premeditación ni convencimiento, sin vuelta atrás, y lo que es peor, sin otra escapatoria viable, daba comienzo a unas semanas en las cuales atenazaba un sentimiento de desasosiego, provocado por saber desde dónde has saltado pero ignorando, mientras caes, la altura desde la que lo has hecho. En otras palabras, ignorando la magnitud del hostión inminente contra el fondo del pozo. Desconocer las futuras consecuencias de una decisión importante y aparentemente irreversible siempre resulta angustioso.... Para el olvido queda aquella tarde gris de noviembre en teleco, ese miércoles más triste de lo normal, con esa última conversación telefónica donde todo dio un inevitable giro hacia ningún sitio...
Ha pasado un año de aquello. ¡Un año ya! El tiempo no perdona, para bien ni para mal, y si bien tiene la capacidad de curar completamente las heridas, uno no deja de estremecerse por la velocidad a la que el reloj se traga los días, más aun los meses. Aun así, en este tiempo he aprendido a valorar la soledad, la libertad de acción, el individualismo -a veces demasiado recalcitrante-, los domingos de Latina, la noche como concepto "porque sí", el sexo sin amor, los viajes improvisados, y en definitiva, la superficialidad en su vertiente más divertida. Sin que sirva de precedente, el hecho de que "ellas no volverán" se ha tornado en un alegre y entrañable motivo para chocar los cristales de las copas más dulces. Por contra, la superficialidad y las ansias de libertad han generado una seria incapacidad para enamorarme de ninguna de las personas que han pasado por mi vida, aunque eso, como se puede extrapolar de lo descrito en las líneas anteriores, me trae al pairo. Por mí, que continúe la función, que siga el espectáculo, que los pantos sigamos saltando a la pista y que lo absurdo de nuestro número siga cubriéndose día a día y noche a noche de gloria, como lleva ocurriendo en los últimos 12 meses. Es lo bueno de los payasos: que ejercen aunque sus respectivas no vayan a volver. O a ir. O a lo que sea. Y cuando llegue Ella, la siguiente, la elegida con nombre de estación desconocida, veremos a ver que pasa. Por el momento nos bastamos y nos sobramos con la barra de un garito.
A pesar de todo, en un día como el de hoy -con la afición por las fechas que siempre me ha caracterizado- no puedo dejar de mirar atrás, y recordar aquel concierto de Juanes, y me invade una extraña colisión de sentimientos de melancolía, satisfacción y cariño. Y es cuando me digo a mí mismo que, a pesar de que la cosa no funcionase, y aunque después de una relación es difícil establecer un cómo y un por qué delimitados, a pesar de tantos errores más evitables que razonables, valió la pena todo lo vivido a su lado y volvería a repetir hasta la última coma. Y en el fondo, eso es lo que importa. Es, indudablemente, lo que no puedes dejar atrás...
Did I disappoint you?
Or leave a bad taste in your mouth?
You act like you never had love
And you want me to go without
Well it's too late, tonight
To drag the past out into the light
We're one, but we're not the same
We get to carry each other
Carry each other
One
(U2 - One)