Vuelvo enseguida
Demasiadas anécdotas, fechorías, visicitudes, melodramas, historias para no dormir y abundantes cuentos chinos se acumulan encima de mi teclado. Partiendo del corpus cristi granadino, enlazando con raves en desguaces, partidos de drunken golfing, peleas diurnas a la puerta de antros, y, como no, batallas espartanas en Pamplona, mi espejismo de vacaciones no deja de darme ni un mísero respiro para aporrear el Qwerty. Les prometo que en cuanto siente cabeza y media, recuperaré la malsana costumbre de hablar (o escribir) más de la cuenta. Quién sabe, igual fue por algo que la curiosidad mató al gato...