Protagonistas de una película de género difuso con tintes a caballo entre lo cómico, lo dramático, lo bélico, lo grotesco, lo surrealista e incluso lo erótico. Un reparto fuera de lo común, con papeles tan variados como pintorescos, conformando un mosaico donde cada personaje es esencial en determinadas escenas de una película sin final. Huidizos de la alfombra roja, corsarios de los bares madrileños, escapistas de la desvergüenza, aventureros entre licores baratos y humo de cigarrillo rubio por la noche, ilusionistas de lo cotidiano por el día. Vampiros de la intensidad con corazones tiernos como nubes de algodón.
Pretende ser esto, a la vista de las circunstancias, una descripción del grupo de amigos que somos y que hemos fraguado a lo largo de años. Una vez transcurrido este puente y tras reflexionar sobre el cúmulo de cosas que han pasado en él, casi todas muy muy muy divertidas, he llegado a la jocosa conclusión, sin la cual es difícil encontrar una explicación, de que
nosotros no vivimos. Actuamos. Y me complace pronosticar que de seguir a este paso, el Oscar es, ya no factible, sino inminente. Y es que parece difícil que un puñado de amigos tarados dejados de la mano de dios sea capaz de generar tal catálogo de anécdotas, disparates, chismes, aventuras y sindioses en un periodo de tan sólo 6 días de un frío puente-acueducto de diciembre. Pero la evidencia esta ahí, el plano secuencia ya ha sido rodado, y no se hacen necesarios montadores ni mucho menos censores, y es de ese modo que el puente se clausura con un sonoro "Corteen !", un plano fundido en negro y a cascarla.
Ahora toca preparar la siguiente escena, y por el momento las estrellas deben tomarse un merecido descanso. Por lo menos hasta que resuene, más fuerte si cabe, el siguiente "Acción!" y siga corriendo la bobina de un telefilme que bien podría llevar como título
"La Victoria de Pantocracia (No puedo con mi vida, gordi...)"Si es que....