El rinconcito de Juan
Nunca te acostarás sin saber una cosa más, dice el sapientísimo refranero popular. Máxima que sería cierta en nuestro caso si no fuera por nuestra despiadada afición a apoyar codos, brazos, hígados, costados y demás partes de la anatomía humana en cualquier escaparate cervecil, taberna, local expendedor de bebidas alcohólicas, tasca o, en definitiva, abrevadero común de la especie humana. Sería de justicia natural mutar tan sabio dicho en algo así como "nunca te acostarás sin cerrar un garito más". Y no hablo del Open, que conste en acta.
El caso es que, una vez atravesado el duro escollo estudiantil de febrero, anoche nos reunimos una buena manada de piezas en un bareto mítico, nuevo descubrimiento que, a la vista de los acontecimientos, a buen seguro dará mucho, mucho juego. Su nombre es "El Rinconcito de Juan", en la calle Pradillo (cerca de los mundanos teóricos de la conspiración pedrojotiles), y, para que engañarnos: el garito es la monda (jua jua). Tras los pompeyescos tubos de cerveza que bien podrían pasar por armas de destrucción masiva, si a uno se le ocurre pedirse una copa, será obsequiado con un regalo de la naturaleza de forma fálica y tamaño desproporcionado lleno del tan preciado líquido elemento como es el Bombay Sapphire aderezado con Nordic y preparado con mimo, esmero y una pizca de limón. O en otras palabras, si cabe más esclarecedoras, unos copazos que se mea la perra a 4'50 pepinos el misil. Y uno le da y le da y le da, y, al cuarto cacharro, tapas aparte, uno ya pide la hora en nepalí o acaba agradeciéndole al dueño la existencia del dios zulú. Lo de siempre. Y si le añades Maloneys al punto y final de la frase nocturna, pues ya se pueden ustedes imaginar....
El sitio, vuelvo a reincidir en ello, dará juego, ya lo verán. Desde aquí un brindis por la nueva y merecida licenciada y también, como no, por los cracks más cracks de la consultoría delottística.
Y ahora, resacoso como un eccehomo, me voy a clase de microondas: caliente, caliente. Aun así, hoy, 16 de febrero a las 14:25, ella sigue sin volver. Lo que son las cosas....
El caso es que, una vez atravesado el duro escollo estudiantil de febrero, anoche nos reunimos una buena manada de piezas en un bareto mítico, nuevo descubrimiento que, a la vista de los acontecimientos, a buen seguro dará mucho, mucho juego. Su nombre es "El Rinconcito de Juan", en la calle Pradillo (cerca de los mundanos teóricos de la conspiración pedrojotiles), y, para que engañarnos: el garito es la monda (jua jua). Tras los pompeyescos tubos de cerveza que bien podrían pasar por armas de destrucción masiva, si a uno se le ocurre pedirse una copa, será obsequiado con un regalo de la naturaleza de forma fálica y tamaño desproporcionado lleno del tan preciado líquido elemento como es el Bombay Sapphire aderezado con Nordic y preparado con mimo, esmero y una pizca de limón. O en otras palabras, si cabe más esclarecedoras, unos copazos que se mea la perra a 4'50 pepinos el misil. Y uno le da y le da y le da, y, al cuarto cacharro, tapas aparte, uno ya pide la hora en nepalí o acaba agradeciéndole al dueño la existencia del dios zulú. Lo de siempre. Y si le añades Maloneys al punto y final de la frase nocturna, pues ya se pueden ustedes imaginar....
El sitio, vuelvo a reincidir en ello, dará juego, ya lo verán. Desde aquí un brindis por la nueva y merecida licenciada y también, como no, por los cracks más cracks de la consultoría delottística.
Y ahora, resacoso como un eccehomo, me voy a clase de microondas: caliente, caliente. Aun así, hoy, 16 de febrero a las 14:25, ella sigue sin volver. Lo que son las cosas....
2 Comments:
Tienes toda la razon. Los pantos tenemos ese sino, 'no volveran'. Anyway, siempre nos quedaran las copas para ahogarnos...
Una cosa curiosa. Es posible que Dardo de corazones haya encontrado a su Reina de corazones??? veremos...
Abrazo grande desde la entreplanta del pozo.
La entreplanta o la entrepierna?
Es que no es lo mismo....
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